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Nínive (en
acadio:
Ninua) fue una importante ciudad
asiria, cercana a la actual
Mosul en
Iraq. Descrita en el
Libro de Jonás como "ciudad grande sobremanera, de tres días de recorrido" (
Jonás 3:3). Se encuentra en la orilla oriental del
Tigris, a lo largo del cual se extiende a lo largo de 50 kilómetros, con una anchura media de 20 kilómetros o más desde el río hasta las colinas del este. Toda esta extensa área es ahora una inmensa zona de ruinas.
Situada en la confluencia entre el río
Tigris y el
Khosr, Nínive era un importante punto de paso de las rutas comerciales que cruzaban el Tigris. Ocupaba una posición central en las rutas entre el
Mediterráneo y el
Índico, uniendo así el Este y el Oeste, recibiendo influencias y riqueza de muchos lugares. Llegó a convertirse en una de las más grandes ciudades antiguas de la historia.
Historia
Nínive es mencionada por primera vez alrededor de
1800 a. C. como un templo dedicado a
Ishtar, en buena parte responsable de la temprana importancia que adquirió la ciudad. No hay demasiadas evidencias para decir que Nínive fuera construida por completo por los reyes asirios durante el segundo milenio a.C. Cuando
Senaquerib convirtió a Ninua en la capital del reino a finales del
siglo VIII a. C. (antes lo fue brevemente
Dur Sharrukin), ésta ya era un antiguo asentamiento. Los nombres de monarcas posteriores como
Salmanasar I o Tiglath-Pileser I han aparecido en la
acrópolis; ambos fueron activos constructores de
Assur y el primero de ellos fundó además
Nimrud (
Calah). Nínive tuvo que esperar hasta los neoasirios, particularmente a partir de la época de
Asurbanipal II en adelante, para alcanzar un desarrollo urbanístico mucho mayor. A partir de entonces, sucesivos monarcas mantuvieron y fundaron nuevos palacios, así como templos dedicados a
Sin,
Nirgal,
Inanna,
Shamash,
Ishtar, y
Nabu de
Borsippa.
Fue
Senaquerib el que hizo de Nínive una ciudad realmente magnífica (
700 a. C.). Diseñó amplias calles y plazas y construyó el famoso "palacio sin rival", cuyo plano ha sido recuperado en gran parte, de unos 200 por 210 metros. Tenía unas 80 habitaciones, muchas de ellas repletas de esculturas en sus paredes. Gran parte de las tablillas de Nínive se encontraron aquí; algunas de las principales entradas estaban flanqueadas por toros con cabeza humana. En ese tiempo el área total de Nínive, ocupaba unos 7 km² y 15 grandes puertas franqueaban el paso en sus murallas. Un elaborado sistema de 18 canales llevaba el agua desde las colinas hasta Nínive. Se han encontrado también algunas partes de un magnífico acueducto erigido por el mismo rey en Jerwan, a unos 40 km de distancia.
El esplendor de Nínive duró poco. Alrededor del
633 a. C. el
Imperio Asirio empezó a dar muestras de debilidad y los medos atacaron Nínive. Estos volvieron a atacar, esta vez junto a
Babilonia y
Susa, en
625 a. C.
En
612 a. C., nuevamente, babilonios y medos se volvieron a reunir para el asalto de la ciudad. El asedio duró 3 meses, durante los cuales se emplearon todo tipo de tácticas, como desviar el curso del río Khosr o atacar a la vez por varios flancos para debilitar la defensa asiria. Finalmente, el ataque final se produjo por el cauce ya seco del río. Nínive cayó y fue arrasada hasta los cimientos. El imperio asirio llegó a su final, y los babilonios y medos se repartieron sus provincias.
Después de gobernar durante más de seis siglos, desde el
Cáucaso y el
Caspio hasta el
Golfo Pérsico, y más allá del Tigris hasta
Asia Menor y
Egipto, la ciudad desapareció como un sueño.
Posteriormente a las excavaciones del siglo XIX, los conocimientos sobre el gran Imperio Asirio y su magnífica capital eran casi nulos. Vagos indicios nos llevan a pensar en su poder y grandiosidad, pero definitivamente sabemos muy poco sobre Nínive. Otras ciudades ya muertas, como
Palmira,
Persépolis o
Tebas, dejaron tras de sí ruinas para marcar sus emplazamientos y mostrar su antiguo poder; pero de la imperial Nínive incluso su extensión era una mera conjetura.
En la época del historiador griego
Heródoto (
400 a. C.), Nínive ya era parte del pasado. Y cuando el historiador
Jenofonte pasó por el lugar en su
Anábasis, incluso el nombre de la ciudad había sido olvidado. Había desaparecido de vista, y nadie sabía de su importancia. Nunca más se levantó de sus ruinas.
Arqueología
En la actualidad, el emplazamiento de Nínive se encuentra señalado por dos grandes montículos, llamados Kouyunjik y
Nebi Yunus ("Profeta Jonás" ) así como por los restos de su muralla (una circunferencia de unos 12 km). El primer montículo (Kouyunjik) ha sido explorado en profundidad. Sin embargo, en el otro montículo no se han hecho demasiadas excavaciones debido a la presencia de un santuario musulmán dedicado al profeta Jonás en ese lugar.
En el
siglo XIX, el
cónsul francés en Mosul empezó a buscar en los grandes montículos que había en la otra orilla del río. Los árabes que empleó en esas excavaciones, para su sorpresa, llegaron a una edificación en el montículo de
Khorsabad. Investigaciones posteriores del edificio demostraron que se trataba del palacio real de
Sargón II, en el cual se exploró en profundidad en busca de esculturas y otras reliquias.
En 1847, el joven aventurero británico Sir
Austen Henry Layard exploró las ruinas.
[1] En el montículo Kouyunjik redescubrió el palacio de Senaquerib, que tenía 71 habitaciones y colosales bajorrelives. También desenterró el palacio y la famosa biblioteca de Assurbanipal que contenía 22.000 tablillas. El estudio de la arqueología de Nínive revela el poder y la gloria de la antigua Asiria durante los reinados de
Esarhaddon (681-669 a. C.) y
Assurbanipal (669-626 a. C.).
Los trabajos de exploración los siguieron Botta, George Smith y otros, en los montículos de Nebi Yunus, Nimrud, Kouyunjik y
Khorsabad, y numerosos objetos asirios fueron exhumados y trasladados a museos europeos. Se descubrieron multitud de palacios, con sus decoraciones y losas esculpidas, revelando la vida y costumbres de este antiguo pueblo, sus formas de guerra y paz, de religión, el estilo de su arquitectura y la grandeza de sus monarcas. Las calles de la ciudad han sido exploradas y se han descifrado las inscripciones en los ladrillos, tablillas y figuras esculpidas. Con ello, los secretos de su historia han podido ser revelados.
El más importante de los recientes descubrimientos es la biblioteca de
Assurbanipal. Contenía unas diez mil tablillas en
cuneiforme en las que se describía la historia, leyes y religión de
Asiria. Esto hace que sea uno de los mayores tesoros de la literatura del mundo antiguo. La biblioteca contenía también antiguos documentos
acadios, que son los documentos existentes más antiguos jamás encontrados, probablemente de la época de
Sargón de Acad.
En algunas de las tablillas se hacía mención al posible uso de algo similar al
Tornillo de Arquímedes para elevar el agua, junto a otras tablillas que hablaban de jardines. Eso trae la hipótesis de Nínive como un posible emplazamiento de los míticos
Jardines colgantes de Babilonia.
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Coordenadas: 36°21′34″N 43°09′10″E / 36.35944, 43.15278
Categorías:
Historia de Iraq |
Asiria
Diccionario biblico: Nínive
(heb. Nînewêh; asir. Ninua y Ninâ; hit. Ninuwa; gr. Nineue, Ninéui; la
etimología y el significado son inciertos).
Ciudad en la orilla oriental del Tigris, junto a la desembocadura de un pequeño
tributario ahora conocido como Khosr (frente a la actual ciudad de Mosul; (fig
383), fundada por Nimrod (Gn. 10:11). Mapa XI, B-5.
Las excavaciones han mostrado restos que llegan hasta épocas muy antiguas. Sin
embargo, su historia temprana es oscura, porque durante el 1er milenio de
Asiria parece haber desempeñado sólo un papel secundario, mientras que otras
ciudades, como Assur y Cala, fueron importantes como capitales del país. La
patrona de Nínive fue Ishtar, a quien Manishtusu de Acad construyó un templo en
el s XXIII a.C. El culto a esta diosa llegó a ser muy popular entre los horeos
y los hititas; incluso llegó a Egipto. Salmanasar I (c 1274-c 1244 a.C.)
construyó el 1er palacio en Nínive, aunque mantuvo a la ciudad de Asur como
sede de su gobierno, a unos 80 km al sur. Reyes posteriores le añadieron
edificios públicos y, algunos, como Asurnasirpal II (884-859 a.C.) y Salmanasar
III (850-824 a.C.), fijaron en ella su residencia durante partes de su reinado.
Probablemente fue en tiempos de Adad-nirari III (810-782 a.C.) que Jonás
predicara su mensaje de advertencia en las calles de Nínive, y como resultado
del arrepentimiento temporario de sus habitantes se pospusiera la destrucción
predicha de la malvada ciudad (Jon. 1-4; cf 2 R. 14:25).
El período más glorioso de Nínive comenzó con Senaquerib (705-681 a.C.).
Desde ese tiempo fue la indiscutida capital del país hasta su destrucción en
el 612 a.C. Construyó una gran plataforma dentro de la ciudad y edificó su
palacio sobre ella. Levantó un 2º palacio en otra parte de la misma,
reconstruyó el sistema de fortificaciones y hermoseó las 15 puertas de acceso,
cuyos nombres conocemos por un texto cuneiforme. Su hijo Esar-hadón (681-669
a.C.) añadió un nuevo palacio, y también lo hizo Asurbanipal (669-627? a.C.),
el gran amante de los libros, que instaló en su palacio la 1ª gran biblioteca
privada de la que tenemos registro (ahora conservada en el Museo Británico), y
que nos dio más información acerca del mundo antiguo que cualquier otro
descubrimiento individual hecho alguna vez en las tierras bíblicas.
Los sucesores de Asurbanipal, Asur-etililani y Sin-shar-ishkun (aunque es
posible que los 2 nombres pertenecieron a la misma persona), no fueron lo
suficientemente fuertes como para mantener intacto el imperio, y pronto pasaron
a la defensiva por el ataque de Nabopolasar, que se estableció como rey de
Babilonia (626 a.C.) y de los medos. En el 614 a.C., Asur cayó ante estos,
como probablemente también Cala, y 2 años más tarde (612 a.C.) las fuerzas
combinadas de Babilonia y de los medos sitiaron Nínive, que no había visto
ejércitos hostiles por siglos. Después de 3 meses, la ciudad cayó, y
Sin-shar-ishkun murió con todo su séquito en las llamas de su propio palacio,
al que, de acuerdo con las fuentes griegas, él mismo prendió fuego.
Así comenzaron a cumplirse las profecías 842
383. Mapa de la Nínive antigua.
843 de Nahum (Nah. 2 y 3) y la de Sofonías (Sof. 2:13-15), quienes váticinaron
la suerte de Nínive. La gran ciudad no sólo fue totalmente destruida, sino que
en poco tiempo fue completamente olvidada. Cuando Jenofonte con sus fuerzas
armadas pasó cerca de sus ruinas 2 siglos más tarde, ni siquiera pudo saber el
nombre de la gran metrópoli que había florecido allí. Por muchos siglos nadie
supo dónde había estado Nínive, aun cuando, con el paso del tiempo, algunos
visitantes de Asiria hicieron sugerencias correctas cuando vieron los enormes
montones de ruinas frente a Mosul, del otro lado del río.
Las excavaciones modernas han solucionado el misterio de la ubicación de
Nínive. En un esfuerzo por descubrir el lugar, el francés Émile Botta comenzó
excavaciones en 1842 en el montículo de la antigua ciudad, pero cuando vio
pocos resultados de sus esfuerzos, se fue a Khorsabad, la antigua
Dur-Sharrukin, y descubrió el palacio de Sargón, pensando que había hallado
Nínive. Austen Henry Layard comenzó a excavar Nimrûd, la antigua Cala, en
1845, también pensando que estaba sobre la antigua capital asiria. Ambos
hombres estaban equivocados. Sólo más tarde, cuando Layard dirigió su atención
a Kuyunjik, uno de los montículos de ruinas dentro de los confines de la
histórica ciudad, empezaron a aparecer los templos y palacios de Senaquerib y
Asurbanipal de la verdadera Nínive. Layard y Hormuzd Rassam fueron los
arqueólogos de mayor éxito, desenterrando incontables tesoros de los montículos
de escombros y tierra.
Más tarde, Ross, Loftus y George Smith trabajaron en el lugar, y en el s XX,
Budge, King, Thompson, Hutchinson y Mallowan hicieron posible la publicación
de un libro que lleva por título Un siglo de exploración en Nínive (por R.
Campbell Thompson y R. W. Hutchinson [Londres, 1929]). Sin embargo, todo el
trabajo se limitó a Kuyunjik, uno de los 2 montículos de la antigua ciudad; el
otro, la colina de Neb§ Yunus (fig 287), sobre la cual hay una aldea moderna
con una mezquita que los musulmanes creen que es la tumba del profeta Jonás
(por tanto, inviolable), apenas ha sido tocada por los arqueólogos. Se sabe
que debajo están las ruinas del palacio de Esar-hadón pero son inaccesibles
para ellos. Varias de las puertas originales de la ciudad antigua han sido
recientemente restauradas y, junto con partes de uno de los palacios excavados,
son las únicas estructuras antiguas que todavía quedan en Nínive. Los que
desean ver los objetos que antiguamente hermoseaban esta maravillosa ciudad
deben ir a los museos de Europa, pero los que quieren ver con sus propios ojos
el cumplimiento literal de las profecías del AT con respecto a esta metrópolis
pueden hacerlo sencillamente vagando por sobre los montones cubiertos de polvo
de esa antigua capital.
El tamaño de Nínive se conoce fuera de toda duda, porque los muros de la ciudad
son claramente visibles todavía. Sus ruinas forman largas y bajas colinas, con
depresiones donde una vez estuvieron las puertas (fig 384). La longitud total
de las antiguas murallas era de unos 12 km. La superficie encerrada por ellas,
más bien triangular, era de unas 664 ha (fig 383). Si concedemos unos 42 m2
por persona, la antigua población dentro de los muros se puede estimar en unos
160.000 habitantes; muchos también habrían vivido fuera de la ciudad. Algunos
consideran que el número de 120.000 personas que "no saben discernir entre su
mano derecha y su mano izquierda" (Jon. 4:11) es una referencia a los niños que
no podían diferenciar entre ambas manos, y han calculado que la población de la
ciudad era de por lo menos 600.000 habitantes. Este número parece demasiado
grande para el tamaño de la ciudad que conocemos. Parece mejor pensar que la
expresión del v 11 es metafórica, indicando que toda la población poseía sólo
un conocimiento imperfecto de la diferencia entre el bien y del mal.
La afirmación de Jon. 3:3, de que Nínive era "ciudad grande en extremo, de tres
días de camino", probablemente significa que a un hombre le llevaría 3 días
recorrer todas las calles y detener se a predicar en suficientes lugares como
para alcanzar a toda la población dentro de sus muros. También el pasaje que
afirma que "comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y
predicaba" (v 4), difícilmente pueda significar que anduvo todo un día antes de
empezar a dar su mensaje de advertencia. Sencillamente puede señalar su primer
día del trabajo. Por ello, no es necesario recurrir a la suposición de que la
antigua Nínive incluía las ciudades de Dur-sharrukin (ahora Khorsabad), a unos
19 km al noreste de Nínive, y Cala (ahora Nimrûd), a unos 32 km al sur. Estas
nunca formaron parte de la capital, hasta donde se sepa; cada una tenía su
propia administración y su propio muro de protección, y estaban separadas una
de otra por muchos kilómetros de campos cultivados. 844 Pero Nínive, de todos
modos, era una ciudad muy grande de acuerdo con los cánones de la época.
Bib.: A. Parrot, Nineveh and the Old Testament [Nínive y el Antiguo Testamento]
(Nueva York, 1955).
384. Ruinas de los muros de la ciudad de Nínive antigua como se las ve desde el
este.
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